Existen diversos parásitos que pueden afectar a nuestras mascotas, pero las más temidas por los profesionales veterinarios son la Leishmaniasis y la Dirofilariasis, aun que esta última no sea tan reconocida.

Los gusanos (Dirofilaria Immitis), en edad adulta viven en el corazón de la mascota concretamente en la entrada de las venas cavas y en la aurícula derecha.  El contacto directo con los vasos provoca el deterioro de las arterias pulmonares, el proceso de maduración dura unos 6 meses.

Los parásitos adultos se reproducen y liberan microfilarias a través del torrente sanguíneo.

SÍNTOMAS

Los síntomas de la Filariosis desde el inicio pueden pasar totalmente desapercibidos. Podremos notar a la mascota más cansada, sin ganas de jugar o realizar ejercicio, sin apetito e incluso se puede sumar una pequeña tos.

Son signos muy sutiles y difíciles de detectar. Una vez la enfermedad avanza estos síntomas se intensifican pudiendo llegar a sufrir problemas respiratorios después de jugar o correr, llegando a provocar incluso la pérdida de conocimiento.

Cuando la mascota se encuentra en la fase más avanzada pueden surgir síntomas como la epistaxis, alteraciones cardíacas, tos con sangre, dificultad respiratoria…

DIAGNÓSTICO

Con un frotis sanguíneo podemos llegar a identificar las microfilarias, lo mismo ocurre con una ecografía cardíaca. Para poder confirmar si el paciente es positivo el veterinario podrá realizar un Test Diagnóstico Rápido Petia, en el que a través de una muestra de sangre entera, suero o plasma, en 5-10 min sabremos si el paciente sufre la enfermedad.

ZONAS SEGÚN NIVEL DE RIESGO

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